jueves, 31 de julio de 2008

El dedo de Siddharta - Ricardo Bornez

Un día, por casualidad, ocurre algo, un fallo, un fatídico accidente y ¡zas!, todo al garete. Te quedas paralizado, la pantalla en blanco, ¡se acabó!, y parece como si el dedo de Siddharta te marcara el camino. Todo tu pasado, tus recuerdos, tus fotos, tus escritos, todo lo que era tuyo "y resulto ser nada", tu pasado, se ha convertido en una pantalla en blanco, se ha borrado todo tu pasado, has iniciado sin quererlo el camino hacia la vacuidad, empezando por donde marcan las normas, el desapego al pasado.

Al principio se te queda la boca como en Carrey en "La mascara" cuando ve a su piba cantando en el cabaret, con los ojos abiertos como platos sin posivilidad de parpadeo, es como dicen que ocurre en el último momento antes de la muerte, todo tu pasado pasa en segundos por tu mente.

Y de repente te sientes como si te hubieran dejado en pelotas en plena Puerta del Sol con un chupete en la boca.

Empiezas a metabolizar, y no te llega la mente, tu vida ¡toda tu vida convertida en bites se ha ido a la nada sin posivilidad de programas milagrosos que lo recuperen!. El esfuerzo, la lucha que te ha costado cada poema; vida, documentos; la música que te recuerda tu primer gran amor, tu compañera, tu amante; bautizos,bodas, todo lo que de nuevo "todo lo que parecía ser mio y resulto ser nada".

¡No querías budismo, pues toma budismo!, a fuerza ahorcan, y el desapego del pasado ya es un hecho, lo quieras o no. Buscas en los estantes, pero no queda ni un mal disquette para recuperar, porque un día hiciste una racia y los mandaste todos a la basura. No queda nada nada de tu muy organizado, clasificado, etiquetado pasado.

Te acuestas atormentado pensando que no vas ha pegar ojo en toda la noche, y sin embargo duermes como un bebé, sin pastillas, sin tranquilizantes; duermes profundamente. Y te levantas mejor que otros días, algo triste - las defunciones, mal que nos pese, nunca son alegres - pensando en el luto por lo que fuiste.
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Va pasando el día y te das "cuen" de que quizá mejor así, que quizá la Vida te está dando la oportunidad de reencarnarte en vida, de limpiar tu karma; tener que batallar para crear nuevos escritos, rehacer algunos que aún quedan como bagas ideas en la CPU de tu mente; nevas emociones, nuevos impulsos se llenen de polvo electronico en un archivo que pocos conocerán, no fiándolos esta vez ni al cortex y de los que harás cuarenta mil copias por si "aca". Pero te sientes lijero como si te huieran quitado cuarenta kilos de años de encima.

Llegas a la conclusión de que te has pasado la vida almacenando recuerdos en fotos, en poesías, que se han vuelto tu vida. Que pasamos los años atándonos, valga la pena o no, a nimiedades; quien pierde el pasado porque lo ha perdido, quien no lo tienen porque quiere encontrarlo, perdiendo los agradables, o no, momentos de cada dia.

Dice mi estimado Antonio Orihuela que todo caerá, y cae, cae; pero en ese preciso momento, en ese instante en que la pantalla se queda en blanco, en el que tu cerebro se queda en blanco, solo quedan dos caminos: o te suicidas o tiras "pa lante".

Y ese es al final el reto. Tu, no sé, yo he apostado por el "pa lante".

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