miércoles, 9 de diciembre de 2009

Vigilia de la Inmaculada - J.Zúñiga

I

Acabo de apagar el cigarrillo
y ya me enciendo el otro. Van dos noches
en vela y en tequila. Sólo escucho
la novena de Mahler, su estruendoso
calderón de silencio hacia la nada.

Entre los claroscuros de la noche
dejé mi americana en el armario,
colgué los pantalones en su percha,
lavé los calcetines, los gayumbos,
las camisetas sucias. Estoy limpio.

Me tumbo en el sofá. Sigo sin sueño
con la frente marchita en dos mitades:
una está en la ventana, la otra espera
escuchar en la puerta tus tacones.


II
Aquel gato era negro
no soy supersticioso
pero el gato era negro
no tengo mal de ojo
pero el gato era negro
no me espanto de nada
pero el gato era negro.
Tus ojos eran negros
como aquel gato negro.
Ahora siguen abiertos,
no soy supersticioso.


III
En el bus 27
iba leyendo una novela
corta del escritor Boris Vian.
Leía por si acaso
alguna vez me preguntabas.
De repente,
te vi por el retrovisor.


IV
Mientras dormías sabía
que no soñabas conmigo.
Ni siquiera con el mar.
Tu espíritu se fue
con los ahogados.


V
No me dejes,
soy el amante de tus ojos.
No me dejes,
soy el esclavo de tu lengua.
No me dejes,
soy el reptil de tu silencio.
No me dejes,
fui viento, tierra, fuego
antes de dar contigo.
Ahora ya no soy yo.
Ni siquiera tu perro
es tan perruno.


VI
Rascainfiernos.
Vivimos en un sótano
donde las rocas negras
restriegan sus escorias.
Vivimos
en el fondo del cielo.


VII
Te di el timón de mi barca.
Embarrancamos
en el mar sin sargazos
de tu sexo terroso.


VIII
El bus 150 se ha parado
dos paradas después
justo en la espuma de los días,
antes de que escupieras
sobre la tumba sucia de mi esquina.
Seguí leyendo. Sigo
apagando un cigarro tras otro
sobre trozos de piel que ya escasean
limpios de cicatrices, sigo
encendiendo un cigarro tras otro,
trasegando un tequila tras otro,
lavándome los dientes.
Levanto la mirada al techo.
No estás allí, la lámpara
apenas si se queja.


IX
Cruzo Vázquez de Mella
perdido en multitudes
me dirijo a la entrada
del Banco Santander
tengo en cuenta corriente
un dinero de saldo
hago cola
tosen los jubilados
que se enfilan con orden
la mujer
de la limpieza barre
el cajero dispone de su tiempo
voy a dejar mi saldo a cero
por el ventanal veo
una señora despistada
con un pañuelo al cuello.
Parece que eres tú.
No sé qué espero
encontrar en la caja.


X
Amante soy de ti, no me abandones
en la vigilia de la Inmaculada.
Sé virgen para mí, no pierdes nada
resguardando tu cuerpo entre almidones.

Amo tu sordidez, los perdigones
que lastran tus palabras, tu mirada
perdida, lujuriosa. Soy manada,
soy perro sin collar y sin razones.

Te ayudaré a flotar, aunque me hunda
en el cenagal propio de esta noche
que ya es mi propia noche. Noche inmunda,

noche tuya de mí, piadosa noche
de vigilia constante. Que no cunda
ningún pánico en ti. Soy tu derroche.


XI
Pasa página,
una página en blanco.
Tiene letras
una página en blanco.
Pasa página,
una más en tu vida
y en la mía. Las páginas
están para comérselas.


XII
Miro
al otro lado del espejo.
Me encuentro conmigo.
Corro
hacia otra parte
en que no estés tú.

1 comentario:

Ángel Muñoz dijo...

que bueno es el maestro. un abrazo ricardo.