viernes, 11 de junio de 2010

CANTO A M. H.

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Yo no quiero besar tu noble calavera,
que yo te quiero vivo y vivo estás
en estos versos que se desparraman,
alegre sementera,
por las calles y plazas de los pueblos,
por el viento del pueblo en tus palabras,
por el hombre que no se llama barro
gracias a la ternura de tu noche más negra.
En los muros de cada cementerio,
en las grises paredes de las cárceles,
Miguel, el de Orihuela, tú estás vivo.
En nosotros. Estás vivo y alegre.
Tristes muertos si no es amor la empresa,
tristes, tristes.
Eso tú lo dijiste. Y eso vive en nosotros.

Por mucho que intentaran enterrar tu palabra,
tu esperanza, tu sangre,
tu sangre sigue viva, y en tu sangre
la de todos los muertos que vivieron contigo.
La de todos los muertos que vivimos contigo
día a día, palabra por palabra.
La de los enterrados al borde de un camino.
La de los paredones.
La que se derramó por las cunetas
bajo almendros de nata.
La de todas las fosas que ahora mismo florecen,
en este mismo instante ya se están floreciendo,
se han llenado de flores al calor de tus versos
y de todas las voces que te cantan.
Miguel, Miguel, tú no te llamas barro.

Yo no quiero llorarte,
cantar quiero contigo al esposo soldado,
al cabrero inocente, al amante sin tregua,
al hombre con mayúsculas.
Yo no quiero besarte la noble calavera,
que yo te quiero vivo, que quisiera
abrazarte, y que te abrazo.
Y es nuestro abrazo un rayo que no cesa.

José Luis Zúniga


2 comentarios:

Ramón María dijo...

Bello muy bello amigo mío.

La palabra y el pensamiento.
¡Necios! aquellos que ignoran
lo imposible de acallar
mediante la ausencia forzada.
Cobardes, aquellos
de ayer y hoy, ¡bárbaros!.

Hoy resuenan las palabras
escritas, aún con más fuerza
si es posible, que lo es.
La humildad del que siente
sangrar sus letras
es y será inmortal, eterno.


Un abrazo

El Pinto dijo...

Impresiona la lectura y llena los sentidos de alegría al mismo tiempo.
Saluds