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Hasta las tres no es hora de
ponerse a llorar. Mientras tanto,
rebusca entre sus libros y encuentra
la poesía de esta noche:
Cuando nací
me pusieron dos lágrimas
en los ojos
para que pudiera ver
el tamaño del dolor de mi gente.
Después no son las tres y acaba
de leer. No importa. Adelanta
dos horas el reloj y llora
irremisiblemente.
José Luis Zúñiga
3 comentarios:
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increible este poema Zuñi, me encanta!!!
Sip, cortito pero precioso
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