jueves, 24 de junio de 2010

MUNDO SALVAJE -Ricardo Bórnez

“Cariño, cariño, es un mundo salvaje,

es difícil sobrevivir con una sonrisa”

Cat Stevens

Pequeña, vivimos un mundo salvaje,

de nada ha servido la Era de Acuario,

seguimos viviendo más que nunca

en un mundo salvaje.

Creímos en cambios que no llegaron,

en horizontes

llenos de flores y dulce hierva,

pero ya ves

seguimos en un mundo salvaje.

Las balas siguen silbando a nuestro alrededor,

el mundo se desintegra

entre guerras genocidas o de aniquilación étnica,

racistas, interesadas;

aniquilación del hombre contra el hombre.

Mi querida,

la maquinaria del mundo salvaje

sigue extinguiendo mundos,

civilizaciones,

y pienso que nuestro amor no es suficiente.

Mientras nos amamos,

dichosos en nuestro placer,

mueren niños en todo el mundo

de hambre,

de negra pólvora,

niños a los que ninguna madre

volverá a amamantar,

y es que vivimos en un mundo salvaje.

Mientras nuestros vástagos

reniegan sin ilusión de lo que no han conocido,

por lo que nunca han luchado,

lavados el cerebro por la información interesada

que no cuestionan,

la gran sombra negra

se extiende por los hogares,

porque vivimos en un mundo salvaje.

Perdimos la Utopía,

nos acomodamos en nuestros sillones de nada

y olvidamos la desazón;

dejamos que el lado oscuro

contra el que luchamos

tomára nuestras casas.

Cambiamos los vaqueros, la pana y las gasas

por trajes de Armani

y quién pudo

por una poltrona desde donde poder contar

nuestros flirteos de juventud

con el Mayo del 68

o los hippies de Ibiza.

Educamos a nuestros hijos en la comodidad

alejándolos de la lucha por lo cotidiano,

haciéndoles estómagos agradecidos

de este mundo salvaje

que ayudamos a construir.

Y ¿sabes mi dulce amor?,

cuando miro tus ojos

me sacan del bache,

cuando siento tus labios

recobro la memoria

de todo lo que nos han querido hacer olvidar,

de todo aquello que conquistamos

a base de sangre y rejas

perdiéndolo en una apuesta cobarde;

quiero gritarlo a las estrellas,

porque me has hecho volver a vivir

aunque sea en este mundo salvaje.

Sé que no es suficiente,

que somos una isla

en este universo

que se cae a pedazos,

este universo egoísta, insolidario y negro;

pero al menos

cuando me acaricias

siento esperanzas por seguir en la lucha

de otro mañana,

y eso me vale.

Vendrán tiempos mejores,

lo sé,

aunque mis ojos no los vean,

porque mientras existan personas como tu

siempre será posible el sueño

de otras playas

camino de Ítaca,

pero mientras tanto,

querida mía,

solo tenemos este tiempo salvaje.

Niña, mi dulce niña,

no sabes el bálsamo que has sido para mis heridas,

para darme fuerza

en esta sociedad de esquizofrenia desatada

donde perdimos todos los sueños,

donde sin ti, todo

apenas vale nada.

Nos vendieron una miseria,

jugaron con nosotros

y ahora nos vemos en estas,

mientras los “neutrales” han vuelto a tomar la calle

y nos venden cultura light,

televisión basura

y política de bambalinas;

marionetas

de un mundo salvaje

que defendemos.

Tú y yo muchacha del norte,

mi perla en horas de descuento,

estamos al margen,

nuestras caricias,

nuestra palabra,

nuestros cuerpos viven al margen de ellos,

y eso les resulta molesto,

no les gusta

y nos criminalizan

como hicieron en los tiempos oscuros

porque son los mismos con diferentes caras,

y en sus mentes no existe el amor

solo el sucio dinero manchado de sudor ajeno.

La isla de White ya queda muy lejos,

los colores del Donovan se quedaron en blanco y negro,

la respuesta ya no está en el viento,

está en los bolsillos de los acaudalados;

ya no sé si volveremos junto al viejo Pete,

pero si sé que esta cayendo la gran lluvia

que pronostico Dylan;

que ya no somos árboles junto a la rivera

a pesar de “no, no, no, no nos moverán”

estribillo de los progres

que después,

en coches oficiales nos trasladaron el bosque

para convertir la piel de toro

en este girón de bueyes que tenemos.

Pero mientras tu estés,

mientras tu cuerpo de aliento a mis pasos,

mientras quieras entrelazar las manos

en el pico del alba,

seguiré teniendo fuerzas

para enfrentarme a este mundo salvaje.