sábado, 11 de septiembre de 2010

LUCIA FRAGA LA POETA NEOMALDITA QUE VIENE DEL NORTE

Hablar de Lucia Fraga es hablar de un mundo fuera del mundo, es hablas de uno de los pilares más sólidos de la actual poesía joven española, y me atrevería a decir hispanohablante, y por mor de la poesía femenina. Lucia Fraga es hierro que habita más allá de modas, es ella por encima de todo, y es – fuera de los clichés que últimamente parecen adoptar alguno poetas intentando resucitar esa etiqueta de “malditos” asimilada por la burguesía desde hace bastante tiempo, quizá para buscar la pena, quizá porque se les ha pasado el arroz o porque quieren mantenerse como divos de lo que ya no son, y que quizá ficticiamente fueron en un momento sin referentes – una autentica poeta maldita, porque de forma consciente o inconsciente, por sus versos transitan vientos de Kerouk , de Joyce Johson o de Morrison, esos aires de desesperación, de rabia y de amor desesperadamente necesarios para respirar una vida negada, una desesperación amante por la búsqueda. Y en eso radica la bella dureza, incluso en sus poemas más amantes, más apasionados, más eróticamente descarnados o no, la belleza, la dulzura y la rabia de quién tiene una vida interna totalmente desmarcada de los ritmos de esta sociedad falsaria que nos habita; y tiene el valor de decirlo, a veces bruscamente para que nos choquen las neuronas, otrora de una forma que trasgrede los cánones sociales, sin dejar, nunca, nunca, la bruma gallega que la habita. Es, al fin, una poeta de alma, por mucho que transite sus conocimientos de filología, porque se revela contra ellos sin saberlo aunque crea que lo sabe, porque su alma va más allá que sus conocimientos, y es por eso, porque a pesar de su calculada poesía, se le va la pluma en el alma, es por lo que Lucia Fraga, poeta gallega, poeta de bruma y bosques, es a dia de hoy una de las mejores poetas gallegas, españolas y posiblemente, hispanohablantes.

EL BALCÓN

Yo vivía en Erenestinenstrasse fünf, en el barrio turco,

Al otro lado del fiordo, al otro lado de la civilización.

Tuve que mentir para que me alquilasen aquel estudio.

A una mujer joven y soltera no estaban dispuestos

a que la mataran por un par de euros.

Me inventé una pareja, unos ingresos y una vida,

Mientras me dejaba la piel en la Universidad de Kiel.

Desde mi balcón pedía deseos a la luna cada noche,

Mientras en pijama y bata fuma Gauloises y bebía café solo.

El invierno nocturno parecía eterno en el país de Taine.

Nieve hasta las rodillas, agua contra las gafas.

Buses apestando a una humanidad despavorida de frío

Que mezclaba sus alientos de ajo y cerveza.

El verano llegó como un niño salvaje,

Y se disparó mi cuenta de débito.

“ Die Leserin” regalaba un bikini minúsculo

que no dudé en probar en las playas de Ernestinenstrasse, fünf.

Entre la ropa tendida, colgué mi cuerpo de veinte años

Al tiempo que extendía con “ritual parsimonia” la crema protectora

Y comía trozos de melón y fresas que me pasaba por los brazos.

La fruta mojada, que hacía refrescar mi cuerpo,

Le daba un brillo lujurioso a mi piel, al tiempo

Que escupía rabitos de fresa hacia el parque de los árboles bávaros.

Yo, declaradamente obscena, disminuía mi bikini

Ante las miradas atónitas de los vecinos

Que, con la excusa de fumar, salían a ver a la extranjera.

¡Qué de fantasías sexuales sin yo saber qué hacer!

Las vecinas me miraban mal en la escalera.

Ellos saludaban con gran galantería a la “Jung Frau”.

En el balcón me desnuda lentamente como en una actuación,

Deteniéndome, a veces, a recoger la ropa tendida,

Para acumular en mis vecinos más testorena y libido.

Luego, colgaba mi ropa en la barandilla e iba, poco a poco,

Mermando el tamaño de mis vestiduras.

Hasta que decidí tomar el sol de espaldas desnuda.

Ni una palabra, ni una sola nota salía de ninguna radio.

Me quedé dormida boca abajo y me sorprendió la noche.

El suelo del balcón estaba cuajado de flores.

Me levanté entre narcisos, geráneos y rosas.

Al día siguiente en mi puerta lucía: “¡PUTE!

Yo contesté “Möchsten sie schreiben “Puta”?

Y esa tarde me acosté boca arriba. 

1 comentario:

Lucía de Fraga dijo...

Con toda mi gratitud y cariño,
L. Fraga.