Están pidiendo más flexibilidad laboral,
más ajustes antisociales, más petróleo,
más goles, más sangre,
lo que nadie quiere es otro poeta,
a este mundo podrido le seguirán sobrando
mientras continúen escribiendo poemas
en los que no vive nadie.
Así que, ante el panorama general de la literatura,
apago la televisión que es lo único que está lleno de gente,
os dejo a todos ahí abajo,
me subo a disfrutar de mi siesta,
con mi carnet de afiliado sindical en el bolsillo,
con mi mandíbula crispada por la lucha de clases,
con mi mirada de azul acero
que ha hecho temblar a tanto patrón hijoputa.
Subo a disfrutar de mi siesta,
entre la crisis, las reestructuraciones, los cierres
y la terciarización de la vida.
Subo a disfrutar de mi siesta,
voy a cobijarme del frío con un manto de plomo, amor,
voy a evaporarme como se evaporó un día el proletariado.
Voy a laminarme como se laminó un día el pobretariado
de este barrio en peligro de exclusión consumista
y refinanciación hipotecaria.
Ya subo, sí, ya subo murmurando mi viejo mantra:
-generosidad, frugalidad, solidaridad…
qué bellas y extrañas palabras tiene el sánscrito, el tibetano
o la que sea esta rancia lengua somnolienta
desde la que os veo salir de casa con prisas, mal almorzados,
con la navaja del despido en la garganta,
con la cabeza gacha esperando el veredicto
del consejo de administración.
Mientras bajo la persiana hasta donde es más oscura la oscuridad,
también los escucho hablar a ellos de más flexibilidad,
más ajustes, más petróleo, más goles, más sangre,
y vosotros creéis que hablan de vuestra felicidad
cuando en realidad están hablando de vuestro miedo.
¡Pobre pobretariado!, desaparecisteis.
Desde que los ricos también lloran
ya ni siquiera formáis parte del elenco del arte lacrimógeno,
palestinos, iraquíes, mujeres, toros y ballenas maltratadas
os sustituyeron con ventaja.
¡Pobre pobretariado!,
ni piercing, ni hip-hop, ni MDMA,
ni squash, ni surf, ni vela,
lo más hablar de fútbol, beber cubatas,
decir que estáis hasta los cojones de la política
y a continuación votar a la ultraderecha.
Adiós proletariado,
adiós obreritos un día peligrosos, ayer gente de cuidado,
me echo a dormir que tú tienes trabajo,
voy a soñar y a afilarme los dientes,
trata de alcanzarme.
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