Para Ana, con cariño
Gracias por haberme dejado participar
de la magia de tu voz,
de la lanza de tu palabra.
Gracias por sacarme a los farolillos
después de años
de no rondar la noche
por mis calles de Malasaña.
Gracias por una dedicatoria
que despierta lágrimas.
Por aguantar
un “pedete lucido”
hijo de una agorafobia
mal curada.
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