sábado, 15 de marzo de 2008

A las amantes que nunca fueron - Ricardo Bórnez

A PESAR de los amaneceres partidos,
de los inviernos dedicados a romper el sentimiento,
del mundo que te habías creado con personajes de plastilina.

A pesar de las horas de vigilia desperdiciadas,
a pesar de todo por nada, te tendí la mano
y escupiste en ella.

Adiós.

1 comentario:

la madrileña errante dijo...

Dicen que no hay peor ciego que quien no quiere ver. Probablemente la estupidez y la ceguera tengan un estrecho parentesco.

Un saludo.