miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sobre el premio de Poesía Infantil Charo González por Miguel Angel Zorrilla

El premio de Poesía Infantil Charo González prosigue su andadura. El pasado día 3 de Septiembre tuvo lugar la entrega de premios de la segunda edición. Fue, naturalmente, en la localidad de La Bañeza, en un acto tan entrañable, o más si cabe que el del año pasado, y que refleja la consistencia y estimación que va adquiriendo este certamen.

Quien leyera nuestra crónica del pasado año sabrá que el Premio de Poesía Infantil Charo González fue creado por Conrado Blanco, cronista oficial de La Bañeza, en memoria de su fallecida esposa. Resolución que aplaudíamos porque habrá pocas maneras más eficaces y benéficas de potenciar su recuerdo que dar su nombre a un premio que, año tras año, vaya regalando la poesía a un público particularmente sensible y afín a la dedicataria.

Conrado Blanco González sigue al frente de la nave. Y tiene mérito, entre otras cosas porque a los 87 años uno bien pudiera sentirse legítimamente liberado de altas responsabilidades. Conrado es de otra pasta y se encuentra con energías para ejercer de mecenas prácticamente todo el año. Sigue convocando el premio de poesía en memoria de su padre (Conrado Blanco León) y participando en todo acto cultural bañezano: a modo de ejemplo, le acabamos de ver en la procesión y comida de hermandad de la Asociación Monte Urba de amigos del Camino de Santiago.

Y además cuando se trata de Charo y su premio, Conrado se desborda. Obviamente, no puede organizar todas las providencias del Certamen uno solo, pero Conrado no pierde detalle: incluso sigue animando, él en persona, a los asistentes a que recojan ejemplares de libros de sus producciones; este año toca el libro “Corazón de Luna” que han publicado, de José González Torices, ganador del año pasado. Una edición muy curiosa, entre otros detalles por las espléndidas ilustraciones de Eduardo Noriega y la sección llamada Aula de Expresión Poética, realizada por Camino Ochoa, en la que se ofrecen diversas propuestas para la utilización pedagógica de los textos del libro

Pero Conrado ha decidido dar un paso más en la consolidación de su mecenazgo, y se ha creado la Fundación que lleva su nombre. Es una institución dedicada al fomento de proyectos educativos, así como de la investigación y publicación sobre temas bañezanos. De la Fundación forman parte, como vocales, algunos ángeles de la guarda, que irán saliendo en este relato.

Y de los ángeles, aun no siendo vocal, la que más labor ha asumido en este certamen es, sin discusión posible, la ya mencionada Camino Ochoa: un año más ha ejercido de Secretaria del jurado, y de relaciones públicas de todos los pasos de la convocatoria. Ella también ha organizado con primor este acto de entrega de premios al que estamos nuevamente citados Maribel Hoyo y un servidor. El año pasado éramos los vicarios encargados de recoger el segundo premio para nuestro amigo cubano Luis Caissés, y por tanta amabilidad recibida, nos ofrecimos de todo corazón para echar una mano cuando la necesiten. Y algo hemos podido hacer entretanto: ya imprimimos y enviamos a concursar obras de 22 escritores cubanos, porque, para quien no lo sepa, en Cuba es difícil encontrar suministros para imprimir, y resulta caro el envío, y así hemos procurado aportar medios para facilitar su participación.

A cuenta de esto, nuestra comunicación con los ángeles bañezanos se ha mantenido, y así, pese a que este año no hemos de representar a nadie, Camino nos ha invitado a intervenir en el acto. No podemos negarnos. Aunque no seamos lumbreras en el panorama universal de las letras, nos atenemos siempre a la máxima de Martí: mejor que ser príncipe es ser útil. Y qué caramba, tampoco traemos mala mercancía: volveremos a llevar los versos, siempre sensibles y atinados de Caissés, y alguna gracieta de nuestra propia cosecha, modesta, pero con su precisa dosis del asombro del que mana toda poesía.

De nuevo presenta el acto Alejandro Valderas, miembro de la Fundación Conrado Blanco, y la propia Camino da lectura al acta del jurado. El primer premio es para Jorge de Arco, filólogo y profesor universitario, poeta con algunos lauros; en su discurso declara ser de las primeras veces que incurre en obra con destino infantil. El segundo premio lo lleva Ignacio Sanz, artista polifacético, folklorista experimentado, y también alfarero, autor de una obra considerable de etnografía popular, relatos y también versos.

Los premiados, tras recibir sus detalles conmemorativos, pronuncian su alegato de agradecimiento y dan lectura a los poemas ganadores: el de Jorge, sobre la niña que juega sola, pero no pierde la Esperanza porque la lleva en el nombre, y el de Ignacio una enumeración copiosa de las fantasías que caben en una maleta cuando se llena de títeres.

El transcurso del acto lo ameniza la música de Eva Navarro y Daniel Ingelmo, dúo de saxofonistas, jóvenes y animadísimos, quienes entre sección y sección interpretan unos popurrís de tres piezas, variados y dinámicos, pero marcados con todo el temple preciso.

Y a continuación sigue un pequeño festival de intervenciones poéticas. Por este orden, Maribel Hoyo, nos trae poemas, siempre sabios y claros, de nuestro amigo Caissés; después aparecen dos de los vocales de la Fundación: Luisa Arias ofrece en un sentido romance de autoría propia el asombro poético de abuela ante el nieto recién nacido; y a continuación, Oliva Fernández recita un poema escrito por Camino Ochoa, que es un intenso recuerdo a Charo González y me toca dar fin al recital con una fábula, que espero didáctica pero sin ínfulas, sobre la diferente misión de las recónditas patatas y sus ostentosas flores.

El cierre queda reservado al Alcalde de la Bañeza, José Miguel Palazuelo, quien tiene ocasión de agradecer, en nombre del pueblo, a Conrado la reciente donación de nada menos que todo un parque, que llevará el nombre, como no puede ser de otro modo, de Charo González, y las palabras del propio Conrado, encantado de la gentileza del público, de la concisión y calidez, y buena coordinación del encuentro que hemos celebrado. Y es que no echamos en falta nada: recuerdo emocionado a Charo, honores teñidos de simpatía a los ganadores del premio, y la muestra de música y poesía justa para un buen sabor.

Por nuestra parte quedamos de nuevo muy agradecidos por la ya conocida hospitalidad de Conrado y su equipo y felices de haber podido aportar la mano de ayuda que ofrecíamos.

Y sería una indelicadeza no recordar, aunque quizá sea un abuso al provocar la envidia del lector, la cena posterior, con las imprescindibles alubias bañezanas, y las no menos celebradas yemas de postre, así como los “conraditos” que ya explicamos el año pasado lo que eran, y que echábamos de menos desde entonces.

Pero sinceramente, aparte de esta hermosa celebración, lo más trascendente de estos premios dedicados a Charo González es la voluntad y el trabajo realizado para que se consoliden y prosigan recompensando la actividad de los poetas a favor del público joven, publicando la revista CHARÍN y las antologías que están preparándose, y en suma, aportando un proyecto cultural que promete ser muy hermoso, por cuanto puede permitirse no estar determinado por el lucro y el comercio editorial, sino sencillamente inspirado por el amor y el recuerdo de Charo.

Solo nos resta desear que el año próximo nos veamos en un encuentro parecido, y que así, año tras año, los caudales de ese amor y recuerdo se vayan acrecentando.

No hay comentarios: