CUANDO pienso en ti,
me convierto en manantial
que baña tu cuerpo
inundando tus contornos,
y no hay geografía más hermosa
que la de tus poros donde mis gotas
van sembrando anemonas;
hada entre las hadas.
Me lanzo al vacío,
Ícaro amante,
desde la cumbre de tus pechos
para chapotear en tu vientre virginal
y dividirme en mil,
no dejar rincón oculto por bañar,
en esta fiebre de Zeus húmedo,
de tu perfil amante.
Que no quiero que el sol me toque
para no evaporarme de tu ser,
para no perder las manos
que acogen mi lluvia;
ser fría agua
que endurece tu alma más profunda
bañándote, disfrutando
el enredarme en el valle de tu catarata
abierta al infinito
y volverme uno
con el rio subterráneo
que de él surge,
cuando pienso en ti.
2 comentarios:
Un poema totalmente nacido del agua, que mezcla un livianísimo erotismo con una dulzura casi infantil por su pureza, que hace que una se sienta deseada desde el amor más infinito.
Eso creo.
me encanta este poema Ricardo!
Un gran abrazo
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