Tus ojos cuando me acuesto a tu lado
Son un dulce sumergirse en las arenas calientes
De ésta, tu playa desnuda, que esconde sus misterios
Para que no me dejes de ver de arriba abajo.
Ésa es tu forma de mirarme.
Tus ojos cuando me desvisto
Llenan de abundancia mis pechos latientes
Que se empeñan en ser acariñados
En una cita donde los dos nos encontramos.
Ésa es tu forma de mirarme.
Mi espalda en arco; tus piernas, un ancla varada.
Y aún miras más de reojo mi cuerpo en un alambre de niebla.
Mis pechos dormidos, se escabullen entre tus manos de
Niño pequeño que no quiere dejar de jugar.
Y me sigues con tus ojos.
Tu lengua se desliza muy suavemente entre mis ingles,
Que sudan jugo de hembra salvaje que desea
Besos húmedos en la boca y en el cuerpo entero,
Para que una lluvia de saliva caiga a raudales
Sobre los dos cuerpos que casi están muriendo.
Y tu mirada sigue ahí.
Tus ojos benditos, lascivos, dulces, salvajes, tiernos,
Bárbaros, mágicos, dolientes, excitados, tristes...
Hechos para ver piel,
llenan de una luz menuda y divina los huecos de nuestros pechos,
donde se acurrucan unos templados corazones.
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