Cuando estas ausente
se me pliega el universo,
el reloj deja de marcar las horas,
todo se hace desierto maldecido.
El silencio
en una cadena perpetua
recordando tus labios,
tus pechos abiertos
a la brisa de caricias.
Cuando estás ausente
no tienen sentido los sueños,
y el rocío
se me escapa de entre los dedos.
Tu manantial se me antoja
fuente bendita donde santificar
la oscuridad de la existencia;
poseer tus poros
sin tenerte,
acariciar tu cuerpo lejano
en el éxtasis del deseo.
Cuando estas ausente
no hay piedad para la vigilia,
y tus ojos de mar
se me clavan
en la noche eterna.
Sueño con el valle florido
que me dio paso
para llegar a tu alma,
con tus piernas
haciéndome prisionero de ti.
Cuando estas ausente
pienso en un día
sin no exista tu respirar silente,
tu palpitar controlado
entregándome a ti.
No me canso de gritarle a la Luna,
de buscar en cada estrella
el resplandor de tu mirada,
cuando estas ausente.
1 comentario:
Muy bueno este poema Ricardo, me gusta mucho esa ausencia.
Un abrazo
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