Si dudas de un beso,
dudas de las caricias del mar a la playa,
de las caricias de la luz primeriza del día
a los trigales,
de las lágrimas del sol del ocaso
despidiéndose de los campos.
Si dudas de un beso
dudas de la placidez de la luz tenue
de Luna llena
arropando a unos amantes
en un soportal perdido del tiempo
reflejándose en los adoquines de la calle.
Si dudas de un beso
dudas de la soledad
de sabanas empañadas de sueños,
del silencio de una almohada acariciada
hasta el desazón
de la luz solitaria del amanecer.
Si dudas de un beso
dudas del cuerpo que acariciaste
dejándote la piel en él,
porque solo fue deseo
lo que guiaron tus manos,
porque tras los poros sudorosos
no existía nada,
solo unas horas de placer
de dos personas que se confunden
entre sus soledades
en lo más externamente interno.
Si dudas de un beso
todo se acaba
con la resaca de un adios,
o con la siguiente aventura de otro cuerpo a explorar,
otra geografía en la que buscas
si su beso sustituirá al anterior,
en la duda de tu sentimiento,
en la duda del otro corazón besado.
1 comentario:
Muy buen poema, Ricardo.
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