Hay veces en que el futuro
es el túnel oscuro y estriado de una parabelum,
el rail oxidado en el minuto cero
de la llegada de un tren.
A veces es la lágrima última
cayendo a un al último abismo
que conduce a la carretera hacia el infierno.
El no sé qué del no sé cuando
que te perdiste
olvidando el guión de la existencia,
suicidándote día a día
cada vez que suena el reloj.
La noche sin alba
de las venas que buscan la navaja perdida
porque el amor ha virado en sepia
y ya no sientes la ilusión de los campos
ni mariposas en el estómago,
y el Sol se ha vuelto tu enemigo
porque te obliga a despertar.
Las pesadillas que te ciegan y te llaman
hacia un mañana sin luces
sin nada,
a la eternidad de la inexistencia.
Los días, las horas, los meses y años
que te duelen más allá del alma,
en un infinito insospechado y eterno
donde solo estas tu
y esa jeringuilla de aire
buscando su canal en la carne perdida.
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