EN JUÁREZ nacen rosas
por cada
muerte.
En Juárez
la tierra se
riega con sangre.
En Juárez
nadie hace
nada
por esas
mujeres
que no
tendrán novio, ni maridos,
hijos,
nietos, ni tumba.
Juárez sabe
dulce
cuando
pronuncias su nombre.
La próxima
puede ser la tuya o la tuya
y nunca
sabrás donde descansan sus huesos
en la ciudad
herida,
solo una
rosa roja de sangre
que puede
ser ella.
1 comentario:
“ Salvar la palabra de la isla opresora volverla pájaro libre de verdades en el cielo sin misterio de mi pueblo”
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